Editorial

¿Lo dije, o lo pensé?

Las eminencias
La administración municipal en Salvador Alvarado encabezada por Flavio Sánchez Rivera, nada más no camina y desde su arribo, parece que se trató de solamente contratar algunos nuevos funcionarios que llegaron a hacer ni siquiera lo mínimo indispensable, cobrar su sueldo y esperar el fin de la encomienda.

A los funcionarios que trajo, el alcalde los presentó como eminencias, todos precedidos por magníficos títulos, una envidiable preparación académica y experiencia laboral, pero en la práctica parecen improvisados, pues la administración no da muestras de estar viva y la ciudadanía se desespera ante la falta de acciones.

Incluso entre los mismos funcionarios y empleados que ya estaban antes del cambio de alcalde, surge la versión de que Flavio Sánchez Rivera sólo llegó a favorecerse junto con su familia y allegados.

Una pequeña muestra de cómo se favorecen es que una pipa del Ayuntamiento está destinada exclusivamente a atender las necesidades de la familia del alcalde y sus allegados, pues diariamente se dedica a llevar agua o regar las propiedades de éstos, mientras en las colonias y comunidades batallan con el abasto de agua potable y esta pipa bien podría llevarles algo de líquido.

Los sindicalizados les han puesto la muestra al alcalde y sus funcionarios, pues sacrifican días de descanso para hacer jornadas de saneamiento en diversos puntos de la ciudad.

En los cuestionamientos a los funcionarios acerca de sus actividades, se escudan en una veda electoral para callar, argumentan que no se quieren equivocar ante las indicaciones de las autoridades electorales. Quizá tengan razón en parte, pero no deben caer en el peor error, que es el de no equivocarse, pues no deben olvidar que quien no se equivoca es porque no hace nada…lo dije, o lo pensé?

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